segunda-feira, junho 26, 2006

No poder entrar esto!

Un policía alemán conversa con un aficionado español. (Foto: EFE)

Un policía alemán conversa con un aficionado español. (Foto: EFE)

19 de junio Hubo una vez un Mundial de fútbol que se lo encargaron organizar a un país muy singular, ya que todos sus habitantes se distinguían del resto de los del planeta Tierra por haber nacido con la cabeza cuadrada. Lejos de amoldarse a partir del nacimiento (en un hospital muy cuadrado) a las medidas estándar de los demás humanos, sus cabezas cuadradas se desarrollaron perfectamente, con sus cuatro esquinas cada una, de tal forma que la superficie de cada una de ellas era exactamente el resultado de multiplicar la medida de dos lados. Las cabezas de los alemanes no pesan tantos kilogramos, sino que miden tantos centímetros (cuadrados por supuesto).

La empresa propietaria del Mundial también estaba compuesta en su totalidad por gente tan cuadrada como las cabezas de sus intermediarios, así que resultó un Mundial, que no fue un Mundial para muchos, sino un curso de xxx.

—No poderr llevar esto cosa dentro estadio.

—¡Pero oiga, que soy periodista!

—No poderr llevar esto dentro.

El hombre cuadrado en una de las mil barreras cuadradas de acceso a un estadio cuadrado, impedía entrar a un periodista porque en su mochila llevaba en una bolsa una manopla de plástico (deshinchada por supuesto) con los colores de España. Se trataba de un regalo, porque a nadie, a no ser que sea un cuadrado, se le ocurre pensar que un periodista va a sacar en su tribuna de prensa una manopla gigante, hincharla y agitarla. No tiene ningún sentido, entre otras cosas porque pulsar en un ordenador con unos dedos de plástico tan grandes como un pepino parece bastante complicado. El periodista tuvo que dejar allí el regalo que guardaba para su hijito español y más o menos redondo.

—No poder entrar esto

—¡Pero qué me está diciendo!

—No poderr entrar esto.

No era una manopla hinchable esta vez, sino un pequeño frasco de colonia que otro periodista llevaba en su mochila.

—Crrristal, no lanzarrr. No poderrr entrar dentro.

—¡Pero usted se cree que yo voy a lanzar este frasco que me ha costado medio sueldo!

Otra entrada cuadrada:

—No poder entrarr esto.

—Oiga tengo un problema de respiración y necesito este spray (Ventolín).

El hombre cuadrado, agitó el bote y roció ligeramente su contenido al aire.

—No poder entrarr esto.

En este caso, el hombre con su enfermedad respiratoria, tuvo que enseñar su receta. Finalmente accedieron a permitirle la entrada con su bote, pero no por hacerse cargo de la situación, sino porque el papel de la receta era cuadrado.


Retirado do blog de Carlos Carbajosa, sem nenhuma espécie de autorização http://www.elmundo.es/mundial/2006/blogs/blog04/index.html